Puntos clave:

  • IMC = índice de masa corporal.
  • Entre los 140 participantes, más del 60% eran obesas (30,8%) o con sobrepeso (32,4%), mientras que sólo dos participantes estuvieron por debajo de su peso ideal, mientras que, aproximadamente el 35% de las participantes estaban en su peso normal.
  • Los valores linfáticos consistentes con el linfedema eran particularmente prevalentes en aquellas pacientes con un IMC mayor de 30 kg/m2. Tendencia que se observó durante todo el estudio.
  • A los 12 meses de la cirugía, la mayoría de las mujeres (72,1%) mantuvieron el peso prequirúrgico. Sin embargo, un 15,4% había perdido más del 5% de su peso, mientras que un 12,5% experimentó un aumento superior al 5% en peso.

Introducción: Linfedema

Cada año, alrededor de 1,38 millones de mujeres de todo el mundo son diagnosticadas de cáncer de mama. Los avances en el tratamiento han facilitado una tasa de supervivencia a los 5 años del 90%. Dado el aumento de la frecuencia y la duración de la supervivencia, cada vez más supervivientes se enfrentan a un riesgo de desarrollar efectos tardíos del tratamiento del cáncer que a largo plazo afecta negativamente a lsu supervivencia. El linfedema relacionado con el cáncer de mama es uno de los efectos tardíos más angustiantes y temidos.

El linfedema es el resultado de la obstrucción o interrupción del sistema linfático. Se manifiesta generalmente después de un período de latencia de varios años después del tratamiento. En consecuencia, el linfedema sigue siendo un importante problema de salud que afecta a muchas supervivientes de cáncer de mama, y ​​ejerce un enorme impacto negativo en la calidad de vida de estas. Aunque, en la actualidad, ninguna cirugía o medicación pueden curar el linfedema, este se puede controlar con un tratamiento precoz y adecuado.

La obesidad es un factor de riesgo bien establecido, no sólo para el linfedema relacionado con el cáncer de mama, sino también para la aparición del mismo cáncer de mama, la recurrencia y su mortalidad. En consecuencia, la obesidad es un factor de riesgo significativo, a la vez que manejable para el linfedema.

Algunos estudios sugieren que la obesidad es un factor de riesgo cuando se define como tener un índice de masa corporal (IMC) de 30 kg/m2 o más, mientras que otros plantean el riesgo sólo con un IMC de 25 kg/m2.

Tales discrepancias se deben en parte a las limitaciones de los estudios, que a menudo son evaluaciones retrospectivas, con muestras pequeñas o con auto-informes. Para llenar el vacío, un equipo de investigadores del NYUCN, dirigidos por el Dr. Fu realizaron un estudio diseñado para investigar prospectivamente los patrones de obesidad y su relación con el linfedema. Los hallazgos de este equipo de investigadores fueron publicados por Fu y colaboradores en Journal of Personalized Medicine.

Resultados del estudio: IMC y linfedema

El equipo de investigadores del NYUCN determinaron que la mejor manera de cuantificar la relación entre la obesidad y el linfedema era examinar primero la obesidad y su relación con los líquidos a nivel de los ganglios.

En el estudio se reclutaron 140 mujeres. Se monitorizaron durante su primer año de tratamiento, para obtener sus niveles de líquido linfático (conocido como valores L-Dex) y su peso en tres momentos: antes de la cirugía, entre las 4 y 8 semanas después de la cirugía, y 1 año después de la cirugía.

A las participantes se les dieron instrucciones generales para manetener su peso preoperatorio. Entre las 140 participantes, 136 completaron el estudio. Más del 60% de las participantes eran obesas (30,8%) o tenían sobrepeso (32,4%), mientras que sólo dos participantes estuvieron por debajo de su peso, y alrededor del 35% tuvieron un peso normal. El patrón de obesidad y sobrepeso fue consistente a las 4 a 8 semanas y a los 12 meses después de la cirugía.

A los 12 meses de la cirugía, la mayoría de las mujeres (72,1%) mantuvieron su peso prequirúrgico. Sin embargo, un 15,4% perdió más del 5% de su peso y un 12,5% experimentó un aumento superior al 5% en peso.

Los valores de L-Dex consistentes con linfedema eran particularmente prevalentes en las pacientes con un IMC mayor de 30 kg/m2, y esta tendencia se observó durante todo el estudio.

Seguir una dieta equilibrada y mantener una actividad física diaria o semanal puede ser un metodo eficaz para mantener el peso prequirúrgico, aparte de contribuir a crear menos carga y estrés a las mujeres que se enfrentan a un diagnóstico y tratamiento de cáncer de mama.

Referencia Bibliográfica

Fu, MR. et al. Patterns of Obesity and Lymph Fluid Level during the First Year of Breast Cancer Treatment: A Prospective Study. J. Pers. Med. 2015, 5(3), 326-340; doi:10.3390/jpm5030326