Existe la creencia de que hay medicinas alternativas o complementarias útiles para la mayoría de enfermedades y síntomatologías, y que si no funcionan, al menos son inofensivas. Pese a que una gran cantidad de ellas, estan comercializadas como “productos naturales” a menudo contienen ingredientes que pueden reaccionar química o biológicamente con otras sustancias, como en el caso de los tratamientos oncológicos.

Un grupo de investigadores liderados por el Dr. Nightingale (Department of Pharmacy Practice, Jefferson College of Pharmacy, Philadelphia, PA, USA), llevaron a cabo una revisión exhaustiva de todos los medicamentos que se toman los pacientes oncológicos mayores, y encontraron que hasta un 26% estaba usando medicinas complementarias o alternativas. Los resultados del estudio fueron publicados por el Dr. Nightingale y colaboradores en el Journal of Geriatric Oncology.

Según los autores del estudio, en la actualidad, son pocos los oncólogos conscientes de la incidencia de la medicina alternativa en cáncer que toman sus pacientes. Esto se debe principalmente a que los pacientes no suelen contar, a su oncólogo, que medicinas complementarias o alternativas toman porque:

o bien piensan que son seguras, naturales, no tóxicas, e irrelevantes para su tratamiento del cáncer;

o bien porque piensan que su médico las desaprobaría;

o bien porque el médico no les pregunta específicamente por ello.

Puntos clave

  • Un 26% de los pacientes en tratamiento activo de cáncer han recurrido a la medicina complementaria o alternativa en algún momento.
  • El mayor uso de medicina alternativa en cáncer se dió entre mujeres mayores de 80 años.
  • Entre los pacientes que recurrieron a medicina complementaria, el 68% eran mayores de 80 años de edad.
  • Las medicinas complementarias de uso común en esta población fueron las terapias alternativas para la degeneración macular, los probióticos gástricos, la salud de las articulaciones, y megadosis de vitaminas o minerales.

Medicina alternativa en cáncer: Posibilidades de interferencia con el tratamiento

Hay una serie de medicamentos complementarios o alternativos que son conocidos por interferir con ciertos tratamientos contra el cáncer.

Por ejemplo, se sabe que la Hierba de San Juan, utilizada para el tratamiento de la depresión y algunas afecciones que la acompañan, disminuye la eficacia de algunos tratamientos contra el cáncer, según informes del National Institutes of Health.
Otras medicinas complementarias o alternativas pueden interferir con la anestesia durante la cirugía para el cáncer.

Sin embargo, no se han podido estudiar todas las posibles interacciones, ya que estas sustancias corresponden a la categoría de suplementos de salud, por lo que las agencias reguladoras de medicamentos no tienen potestad sobre ellas y, por consiguiente, la dosis, la potencia, y por tanto la reacción del organismo, puede variar enormemente entre los productos y los pacientes.

En los pacientes de edad avanzada, las medicinas alternativas añaden “pastillas” a una ya larga lista de sustancias que se toman para diversas dolencias, aumentando el riesgo de no cumplir lo pautado por el médico y de obtener potenciales interacciones farmacológicas. El uso de la medicina alternativa en cáncer, para este tipo de pacientes, justifica el interés de oncólogos y profesionales de la salud por definir las posibles implicaciones clínicas asociadas con el uso de este tipo de sustancias, ya que los pacientes pueden utilizarlas mientras están recibiendo tratamientos de quimioterapia sistémica concurrente, radioterapia o intervenciones quirúrgicas, con el consiguiente peligro de comprometer la seguridad y la eficacia de estos tratamientos.

Un gran porcentaje de pacientes utilizan estos tratamientos complementarios o alternativos

En el estudio anteriormente mencionado, los investigadores encuestaron a los pacientes oncológicos de edad avanzada que fueron a consulta de oncología. En el transcurso de la visita, los pacientes fueron vistos por varios profesionales diferentes: un oncólogo médico, un geriatra, un farmacéutico clínico, un trabajador social y un nutricionista. Como parte de la evaluación del impacto de la medicina alternativa en cáncer, los pacientes llevaron todos los medicamentos que estaban tomando en ese momento para su revisión y registro.

El equipo de investigación encontró que el 26% de los pacientes estaban tomando medicinas complementarias o alternativas en algún momento de su tratamiento contra el cáncer. El mayor uso se dio entre las mujeres mayores de 80 años, una población que no había sido registrada en anteriores estudios. De todos los pacientes que tomaban medicinas complementarias o alternativas, el 68% eran mayores de 80 años de edad.

Las terapias alternativas utilizadas más comúnmente en esta población fueron:

  • Terapias alternativas para la degeneración macular
  • Probióticos gástricos
  • Terapias alternativas para la salud de las articulaciones
  • Megadosis de vitaminas o minerales.

Aunque el presente estudio no examinó los posibles eventos adversos causados ​​por estos medicamentos, sabemos que algunos pueden tener un efecto bioquímico en el cuerpo y con otras drogas.

Futuras investigaciones

Sería deseable hacer un registro completo de todos las sustancias que toman los pacientes mayores, incluyendo la medicina alternativa o complementaria, para registrarla en la historia clínica del paciente.
El paciente debería recibir información didáctica sobre la utilización de estas sustancias, y así poder tomar la mejor decisión posible, compartida entre el paciente y su médico, de continuar o no con esos tratamientos.

Referencia Bibliográfica

Nightingale, G., Hajjar, E., Swartz, K., Sendecki, J.A., Chapman, A.E. A pharmacist-led medication assessment to identify prevalence and associations with potentially inappropriate medications (PIMs) among ambulatory senior adults with cancer. http://dx.doi.org/10.1016/j.jgo.2015.07.003